https://pastoralprision.es/

Artículo 25.2 de la Constitución Española:
Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la Ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y al desarrollo integral de su personalidad.

"La Pastoral Penitenciaria" es relativamente reciente, dentro de la Iglesia. Allá por los años 80. Antes existían los capellanes de prisión: no dependían del Obispo Diocesano, sino directamente de Instituciones Penitenciaria. El Capellán era, podemos decir sin espíritu peyorativo, un funcionario más de la Institución.

 

Hoy en día formamos un grupo entre capellanes, religios@s y voluntari@s que -basándonos en la cita-:

Mt. 25,36 “ Estuve en la cárcel y vinisteis a verme...”
Nos acercamos al interior de prisión manteniendo contacto directo con las personas presas y podemos afirmar que: Las cárceles no son ajenas a la comunidad de creyentes, sino que nos afecta profundamente, nos afecta todavía más cuando nos damos cuenta de que es uno de los problemas menos atendido por la sociedad e incluso por nuestra Iglesia.

Nuestro principal objetivo es Evangelizar en este medio marginal, estableciendo una relación directa con los presos y presas, atendiendo su problemática personal, social y familiar. Evangelizar comienza por la amistad, el encuentro, la afectividad, por el calor humano que es fundamental en las personas.

 

Recordemos en la pared de un chavolo: 

 

   “EN ESTE LUGAR MALDITO, DONDE REINA LA TRISTEZA, NO SE CONDENA EL DELITO SE CASTIGA LA POBREZA”…

   

 

y aquí  entramos nosotr@s LA PASTORAL PENITENCIARIA.